Serie de 10 artículos sobre las DISTRACCIONES VESTIDAS DE MISTERIO Y CURIOSIDAD que Alexandro Energys coordinador del Programa de humanidades ÉXODO PODCAST presenta a modo de Informe Audiovisual como radiografía actual que refleja el pensamiento e inquietudes de nuestra época.
Si la hay, vida, después de la muerte. Será cada uno que lo descubrirá. Solamente al llegar el momento, comprenderemos la verdad.
Por ahora, es imposible demostrar semejante posibilidad, dado que es un ser vivo quien habla y se expresa en la Tierra, por consiguiente, desconoce la experiencia del haber fallecido. Nadie ha regresado jamás.. ¡de entre los muertos!
Quizás la cuestión más obvia será determinar lo que es o no es la muerte. En lo particular, me resulta reconfortante saber que el viaje continúa. Percibo que le sigue otra vivencia distinta, que tiene que ver con la ausencia de la caja que ocupamos en este planeta.
Es demasiado superficial decir que la vida es la cualidad esencial de los seres vivos, animales plantas y seres humanos, dado que los minerales, también están vivos, de lo contrario no podrían realizar combinaciones y reacciones entre los elementos.
Es más apropiado mencionar a la energía y el alma y resaltar la posibilidad de vibrar y fluir con el existir que participa del lugar en el tiempo. La opción de evolucionar va más allá del aspecto físico e intelectual. Dimensionar lo espiritual es una manera de expansión de la vida del individuo. Por lo tanto, se hace necesario distinguir entre el vivir y solo estar presente y el existir a plenitud de facultades.
La finalidad principal del ser que existe, consiste en ser la totalidad de su energía y estar en el mundo con la potencialidad en permanente expansión. Sin embargo, se puede vivir miserablemente, con una vida de limitaciones y sufrimientos o se puede existir dándole forma a la vida como co-creadores y protagonistas del devenir.
El diccionario detalla que la existencia es el mero acto de existir, sin definir que hay la opción de la tercera y la quinta dimensión, en cuanto a la manera de vivir. Una está caracterizadora por los autómatas y soldados del Sistema, mientras que la otra refleja la vibración de la energía humana que emerge y se manifiesta.
En la tercera dimensión está situada la mayoría de la población mundial cuya característica más relevante es la obediencia a la autoridad que dicta la manera de pensar y emocionarse. Mientras que en la quinta dimensión la iniciativa e independencia, tanto como la autonomía del ser humano, son las características más evidentes que facilitan que los dones naturales y los talentos particulares se pronuncien y exhiban en la comunidad.
La cuarta dimensión significa el viaje y la aventura del descubrimiento. El desafío que enfrenta cualquier ciudadano que entiende el concepto de estar «dormido» y constantemente sometido. Se trata del sendero invisible que se va haciendo visible con cada paso acertado que se da. Esta es la actividad del Programa de humanidades ÉXODO PODCAST: dinámica de la espiritualidad creativa de aplicación práctica (Técnica DECAP). Porque el éxodo al alma humana equivale al éxodo a la sociedad mejorada, el éxodo a la utopía.
Abrazarse por dentro y conciliarse consigo mismo es despertar, tomar consciencia, enfocarse en el palpitar de la vida que permite existir con dignidad y libertad. Una posibilidad que es imposible dentro de la estructura que organiza las cosas en la Tierra. permanecer en la tercera dimensión es permitir ser robotizado y teledirigido por la Inteligencia Artificial.
Quizás la vida tiene sentido porque deviene un recorrido en el que hay un final. Un final donde todo termina y se acaba la vida. Tal vez el concomiendo del final, le otorga valor a la manera de transcurrir de la existencia humana.
Morir para adaptarse a la nueva etapa. Morir para sincronizarse con la intensidad del existir que protagonizamos. Morir para cerrar la tarea que abre el siguiente nivel de la obra majestuosa en la que participa nuestra alma. Porque la travesía por la Tierra, es otra fase más del viaje. Un viaje que no se detiene. Nunca termina. Jamás cesa del todo.
Estamos inmersos en un período vital suscrito a este planeta que órbita en la galaxia llamada Vía Láctea, cuya forma en espiral contiene billones de estrellas del Universo. Ahí está situada la especie humana. Seres vivos que fallecen que en armonía con el Sistema Solar. De acuerdo al ciclo del espirita universal del que todos formamos parte.
Fallece el cuerpo, más nunca la esencia del espíritu en el que participamos. El alma muta, igual que evoluciona el cuerpo que nace y crece y luego, se envejece y deteriora, hasta descomponerse totalmente. Pero el alma es el aliento de la fuente universal. Una fuente que mana inagotablemente y, como el agua, mantiene un curso y rumbo y ritmo. La evolución que se encoge y se ensancha, respirando con el palpitar que vibra.
Morir es una forma de liberación. Se trata de alcanzar el nuevo estadio. La función de la existencia humana pasa a al siguiente nivel. Así continúa la creación que evoluciona. Consiguiendo otra función. Otra actividad. Otra misión.
No tengo ninguna certeza de que después de ser minerales y vegetales y luego, animales, finalmente nos convertimos en humanos. O será que puedan intercalarse las etapas y, un ser humano se transforma en montaña o lago. Seguramente lo somos al mismo tiempo, aquí y ahora, rayo y flor, viento y almeja, petroleo y cigüeña.
No puedo aseverar, con suficiente contundencia, el hecho de que antes del cuerpo de carbono en nuestro planeta, existamos de verdad. Imposible confirmar que efectivamente existimos antes y lo haremos después de la Tierra, siendo diferentes a lo que somos aquí, más allá. Por allá, en otras galaxias lejanas. En algunos astros insospechados del cosmos. Nadie puede asegurar nada en absoluto. Aunque sea capaz de hablar con vehemencia y declamar en una concurrida sala con un concurrido auditorio sediento de teorías.
Sin embargo, dispongo de una intuición que me acaricia desde adentro, y es, que la muerte, no es el final del trayecto. Tiene que haber mucho más. ¿Será que lo afirmo porque no quiero morir? ¿Me niego a extinguirme por completo y desaparecer? Tal vez.
Quizás esta idea pueda reconfortarme. Pero ante la imposibilidad de saber con exactitud de dónde provengo, es decir, qué cosa fui antes de ser humano y, qué cosa seré tras mi fallecer terrícola. Invertir esfuerzos y tiempo, equivale a malgastar la energía. Ningún registro Akásico o regresión puede darme respuestas definitivas.
Lo único definitivo de verdad, es que todos los seres vivos nacemos y crecemos y nos multiplicamos, hasta que llega la hora del cierre. Del apagar la luz, y acostarnos para el sueño categórico y concluyente. La marcha a otro lugar, con toda la energía reciclada.
Somos mucho más que el amor. Muchísimo más que la caja que alberga nuestra alma. Somos.. ¡algo más potente! Algo insustancial para la ciencia, que sin duda va más allá de nuestra dimensión planetaria. Probablemente.. ¡somos un fractal que todo lo contiene!